
Tradicionalmente el mes de octubre ha sido designado como el mes del Santo Rosario, una oración amada por muchos Santos a lo largo de la historia, y difundida por Santo Domingo de Guzmán, por pedido de la Santísima Virgen, a quien se celebró el pasado sábado 7 de octubre bajo su advocación de Nuestra Señora del Rosario.
La familia es la "iglesia doméstica” (Catecismo, 1666) donde se vive la fe, donde se ama y adora a Dios, "llamada a santificarse y a santificar el mundo” (Juan Pablo II, Familiaris consortio, 55). Entre los muchos caminos que existen para cultivar la fe en familia, destacamos la oración del Rosario.
Son los padres católicos quienes enseñan sus primeras oraciones a los hijos. ¡Qué hermoso es ver que la familia, cuando llega la noche, busca un momento para dar gracias por el día transcurrido y para suplicar la ayuda que necesitan los de casa y los de fuera, los cercanos y los lejanos, mediante el rezo del Santo Rosario!
Con la ayuda de imágenes de devoción se construye el infaltable "altar de la familia”, donde todos se reúnen para rezar juntos. Un Crucifijo y una imagen de la Virgen elevan los corazones a la oración y a la confianza en un Dios que está muy presente en la historia de la familia. Las intenciones surgen de modo espontáneo, según las necesidades de cada día. La familia reza por los estudios de los hijos, por el trabajo de papá o mamá, por la salud de algún enfermo, por el eterno descanso del pariente fallecido, etc.
La oración constante ha permitido a la familia, chicos y grandes, descubrir que la jornada tiene sentido "por Cristo, con Él y en Él”. Todo ello prepara a vivir a fondo los momentos más importantes para todo católico: en particular, concurrir juntos como familia, a la Santa Misa del domingo, donde se participa de la mesa de la Palabra y de la mesa de la Eucaristía.
Sabemos que "la familia que reza unida, permanece unida”, porque Dios la bendice abundantemente; Él es un Padre amoroso y misericordioso que no se deja ganar en generosidad. Crezcamos, pues, en este mes de octubre, en la oración junto a Nuestra Señora del Rosario, fieles a la misión de transmitir la fe a nuestros hijos.
Por Ricardo Sánchez Recio
Lic. en Bioquímica. Orientador Familiar. Profesor.