Estudiantes empató sin goles frente a Gimnasia en una nueva edición del Clásico Platense que no dejó demasiado para el análisis. Sin embargo, las modificaciones realizadas por Eduardo Domínguez y también la ausencia de ellas podría tomarse como punto de partida para intentar explicar por qué el Pincha no pudo quebrar a un equipo de Leonardo Madelón que se mostró bastante bien ordenado desde mitad de cancha hacia atrás.
El entrenador del Pincha sólo realizó tres variantes en un equipo que de por sí llegaba disminuido por las lesiones y con mucha carga luego de un primer semestre de competencia internacional hasta instancias definitorias. Además, las tres fueron en tres ventanas distintas, lo que lo dejó sin chances de modificar algo más cuando todavía restaban poco más de 20 minutos para el cierre del partido ante el rival de toda la vida.
Si bien es cierto que el imponderable de la lesión del chileno Javier Altamirano seguramente alteró los planes al tener que dejar la cancha en la primera mitad, Domínguez decidió luego los ingresos de Fernando Zuqui y de Eros Mancuso por José Sosa y Gastón Benedetti en dos momentos diferentes, echando por tierra cualquier otra posibilidad de tocar a un equipo cansado.
Ni Axel Atum, de buenos minutos cada vez que lo toca, ni el colombiano Alexis Manyoma Castillo, a quien varias veces ha utilizado como titular, pudieron ser parte del Clásico Platense. Incluso Martiniano Moreno, otra de las alternativas a las que el cuerpo técnico suele darle chances cuando el uruguayo Méndez agota sus capacidades.
Lo concreto es que no es la primera vez que Domínguez “se guarda” cambios. Ya ha sucedido en otros partidos y también con varios minutos aún por disputarse, lo que puede costarle muy caro. Dentro de un fútbol argentino en el que el desgaste y la intensidad son moneda corriente, los protagonistas lo sienten. Tal cual le sucedió a Estudiantes, y nada menos que en un Clásico en el que se quedó sin respuestas desde el banco.