Comerciantes en jaque: más robos a metros de la Estación

Hace rato que vecinos y comerciantes reclaman que haya un patrullaje policial, durante la madrugada, en barrios de diversas zonas de la Ciudad.

Es que a sabiendas de que en esas horas las calles quedan prácticamente desiertas, y sin presencia de uniformados, muchos delincuentes salen a robar en distintos objetivos.

Sin embargo, la situación de desprotección en ese sentido se mantiene inalterable y el listado de víctimas de escruches nocturnos continúa engrosándose.

“FUE EN 2 MINUTOS”

Hilda Vizcarra (56) es la mamá del dueño de un negocio de venta de ropa ubicado en 44 entre 1 y 2.

En la tarde de ayer, conservaba la indignación que provocó en su familia el hecho de inseguridad que se produjo en esa madrugada.

“Fue a las 3 y media de la mañana que nos entraron al negocio a robar, según lo que pudimos comprobar mirando el video que registraron nuestras cámaras de seguridad”, reflejó ante EL DIA en la puerta de este comercio.

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Al preguntársele acerca de las imágenes que captaron esos dispositivos, hizo saber que “había al menos dos chicos menores de edad, aunque ingresó al salón uno solo y afuera se quedó como mínimo un cómplice para agarrar la ropa que le entregaba el que estaba adentro”.

De inmediato, Vizcarra consignó que “consiguieron levantar un poco la cortina metálica y por ahí se coló el que sacó las prendas para afuera”.

La comerciante refirió después que “enseguida se activó la alarma, entonces se quedaron dos minutos y escaparon con toda la indumentaria que sustrajeron”.

Puntualizó al respecto que “nos robaron varios pantalones de joggins para niños, conjuntos deportivos y calzoncillos boxer”.

“Si no nos robaron mucha más mercadería, fue simplemente gracias a que sonó rápido la alarma del negocio”, reconoció Vizcarra.

Acotó que “ni tiempo tuvo el que se metió acá de llegar hasta la caja registradora. Mientras sonaba la alarma, priorizó llevarse la mayor cantidad posible de ropa”.

Seguidamente, la mujer informó que “después del robo, alguien que pasaba por acá se dio cuenta y llamó al 911. Entonces vino la Policía, los persiguieron y atraparon a uno de ellos, de 14 años, en la esquina de 9 y 42”.

Añadió que “no pudo evitar que se lo vincule con el robo, porque llevaba una bolsa con el nombre de nuestro negocio y con varias de las prendas que nos sustrajeron”.

Con todo, exteriorizó su descontento debido a que “la Policía lo detuvo, pero como es menor de edad, la Justicia luego ordenó liberarlo. En estos casos, debería decidir además que entonces los padres paguen por el daño económico causado por su hijo”.

“TUVIMOS UN GASTO EXTRA”

De todas maneras, no soslayó el gasto que el dueño de este negocio debió afrontar para reparar la persiana violentada por los precoces ladrones.

“Para cambiarle los rieles había que pagar 150.000 pesos, por lo que entonces se decidió que sean enderezados y nos cobraron así 60.000 pesos”, indicó la comerciante.

Consultada sobre si ese local ya había padecido un episodio delictivo, respondió que “hace 15 años que se abrió este negocio y es la segunda vez que se meten a robar”.

“Lo curioso es que anteriormente fue también este año, más precisamente en junio. Y fue a partir de ese hecho que decidimos poner el sistema de alarma”, comentó también.

“SON LOS MISMOS PIBES”

Otro de los comercios de esa cuadra que fue blanco de la inseguridad es “Stop”, dedicado a la indumentaria deportiva.

Una vendedora del negocio, sin identificarse, aludió a que “en apenas una semana, robaron a tres comercios de esta cuadra”.

Y profundizó: “a nosotros nos robaron hoy a la madrugada (por la de ayer), el miércoles lo hicieron en un local de ropa de mitad de cuadra y el lunes pasado a otro del mismo rubro que funciona en 44 y 2”.

“Todos acá sabemos que son chicos de entre 10 y 14 años, que forman parte de una misma banda que frecuenta esta zona”, consignó después.

Tampoco obvió mencionar que “inclusive se manejaron con una misma modalidad para meterse en los negocios a robar: forzaron la cortina del frente, la abrieron un poco y se mandaron para adentro”. En todos los casos, se admitió el temor porque “roban, los agarran y al rato están en la calle como si nada”.