
Milei, Eurnekian y Fantino: del rating a las urnas
La particular relación del líder libertario con el periodista y los vaivenes con el pope de Corporación América
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Aunque en Página 12 tipifican la particular relación establecida entre Javier Milei y Alejandro Fantino como de “amigos”, ninguno de los dos conoce la casa del otro ni se han visto en un ámbito que no sea un estudio de televisión o radio.
Sin embargo, ambos se prodigan afectos que no suelen darse cuando el interlocutor no es uno de los dos. Por de pronto, no hay lugar en el que se sienta más cómodo y distendido el líder libertario que frente al factotum de Neura Media, la radio y “multi streaming”, que inventó el mencionado periodista para hacer kilométricas entrevistas de más de una hora y media, que se viralizan fuerte en sus fragmentos más llamativos (la última, el jueves, fue a Vilma Ibarra).
La buena onda con Milei incluye intercambios de regalos sugerentes, como el ayudamemoria del discurso que pronunció en la noche de su triunfo en las PASO, que le obsequió a Fantino, y la estatuilla de Leónidas (el rey espartano, héroe en su batalla muy desigual contra los persas) que el conductor le cedió a su invitado preferido.
Tanta dulzura –que contrasta con las crecientes rispideces que Milei empieza a acentuar con otros comunicadores y medios a los que califica de “ensobrados” y de hacer “juego sucio”– ¿incomoda a Fantino cuando el exitoso dirigente anarcocapitalista lo cataloga, en constantes citas autorreferenciales, de ser el “padre de la criatura” (junto a Mauro Viale)?
Milei no dudó, cuando todo el periodismo lo buscaba tras su inesperado batacazo en las primarias, en privilegiar, antes que a nadie, al día siguiente de su victoria, a Fantino. Ya son cuatro las veces que ha enfrentado el micrófono de Neura en los últimos tiempos y Milei también será de la partida cuando Fantino debute con programa propio en Canal 9 en los próximos días.
En un momento de cambios fuertes en la vida profesional del periodista que se hizo conocido como relator de fútbol –dejó América a fin de año y lo eyectaron de ESPN, tras un conflicto con Mariano Closs y el Pollo Vignolo–, disfruta las oportunidades de rating y de viralización que le da su relación especial con el hombre del momento.
Hay una contra: quedar demasiado “pegado” a Milei y que eso tenga a futuro consecuencias negativas. Es lo que percibió y preocupaba a Eduardo Eurnekian, que en 2008 le abrió las puertas de la Corporación América al candidato presidencial hasta ahora mejor ranckeado. Los dos ataques de Milei al Papa (uno antiguo, pero que recobró actualidad hace poco cuando fue exhumado, y el más reciente, cuando acusó a Jorge Bergoglio de estar del lado de dictaduras sangrientas por su “afinidad con los comunistas asesinos”) fue para el empresario de origen armenio traspasar un límite inaceptable y una excelente ocasión para poner cierta distancia con Milei. “Papá Eurnekian ubicó a su pichón Milei por los agravios al Papa”, tituló ácidamente 679 Evolución, que es una continuidad en las redes de 678, el panfleto ultraK que emitía la Televisión Pública durante la era cristinista.
El empresario dijo primero que Milei no estaba a la altura para opinar sobre el pontífice “bajo ningún punto de vista”. En la semana que pasó fue todavía más contundente al sacarse una foto junto a Patricia Bullrich. “No estamos para aguantar otro dictador”, sentenció. Milei no respondió nada.
En El loco, su biografía no autorizada sobre Javier Milei, Juan Luis González cuenta que el líder de La Libertad Avanza llegó a ser economista en jefe del grupo América. Se quedó allí hasta fines de 2021, cuando asumió como diputado. Por un tiempo mantuvo una relación más personal con Eurnekian, sin llegar a ser parte de su círculo íntimo, pero después pasó a un segundo plano. Hasta que el empresario advirtió que, dadas las condiciones histriónicas de su empleado, tal vez sería un interesante ariete mediático para embestir contra cuestiones que no le gustaban del gobierno de Mauricio Macri. Los astros se alinearon: Milei quería sentarse a la mesa de Animales sueltos, el programa que conducía Fantino, y el 26 de julio de 2016 la casualidad hizo el resto: ubicados en distintas mesas de Campo Bravo, el restaurante que queda enfrente de los estudios de América, almorzaban en una Matías Patanian, vicepresidente de Aeropuertos 2000, junto con Milei, y en otra estaba Fantino. El funcionario hizo de nexo entre los dos y esa misma noche salió al aire por primera vez. Fue amor a primera vista con la audiencia: su pelo enmarañado y sus estridencias le dieron rating desde el primer minuto y nunca más aflojó. En poco tiempo se lo apropió Intratables, donde se hizo famoso y se transformó en el niño mimado de los productores de ese y otros canales, sedientos de personajes que “marquen”.
Ahora ese fenómeno mediático está a dos pasos de convertirse en el próximo presidente de la Nación.

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