“Aprendí a cocinar viendo Cocineros Argentinos. Mi primer plato fue a los 9 años: un arroz graneado o tostado, como se lo conoce, con albóndigas del fallecido ‘Cala’ Calabrese”, arrancó su relato Alberto Muñoz.

Nacido y criado en Allen, este cocinero de 21 años vivió situaciones de abuso hasta su temprana adolescencia. Y precisamente por su historia, que suele contar a quien quiera escuchar, quiere demostrar y alentar a otras personas a seguir sus sueños. Que los problemas se pueden superar si se encuentra la razón en la que uno es bueno.

“Hasta los 18 no sabía sabía qué hacer. Siempre me gustó cocinar, pero nunca me ví siendo un chef. De todas formas todo ese tiempo me sentía muerto en vida, no caía en todo lo que me había pasado… No me suicidé porque encontré un sentido en la cocina”, recordó Alberto.

“A los 20 recién me di cuenta que gastaba energía y tiempo porque no sabía en qué era talentoso. No me daba cuenta que era en la cocina. Hice una cuenta en Instagram (@lac_ocinadealberto) y comencé a subir mis elaboraciones. Actualmente cocino para 150 personas por mes, como mínimo”, dijo orgulloso.

Este joven aprendió y aprende motivado por la curiosidad de saber más sobre gastronomía. “Soy cocinero independiente. Voy probando, molestando a la gente que sabe cocinar, preguntándo cómo se hace esto o aquello. Eso me motiva”.

Su meta es estudiar gastronomía y la razón es porque, además de encontrar en la cocina su fortaleza, hace un año está en pareja con una chef profesional. “Desde ese momento arrancó mi gusto por la gastronomía gourmet”, explicó.

Alberto contó que, después de una nota que se publicó en un medio televisivo local, recibió muchos llamados desde Roca y hasta le ofrecieron una beca para estudiar gastronomía en Neuquén. “Pero primero tengo que terminar la secundaria porque adeudo 2 años y ya estoy en trámites con eso”.

Fuente: rionegro.com.ar