El 12 de septiembre de 1812, hace hoy exactamente 201 años, se celebró en Buenos Aires el matrimonio entre el General José de San Martín y María de los Remedios de Escalada, una joven de la alta sociedad porteña. El novio tenía 34 años y la novia apenas 15. Hoy en día, esta diferencia de 19 años y el hecho de que Remedios fuera menor de edad podrían ser motivo de escándalo y repudio. ¿Cómo se vería hoy la figura del Libertador si se lo juzgara con los criterios actuales?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el contexto histórico y social en el que se produjo el matrimonio era bastante distinto al actual…¿Pero alcanza esa justificación?
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EL FAMOSO “CAMBIO DE ÉPOCA”
En aquellos años era común que las mujeres se casaran jóvenes, sobre todo si pertenecían a familias acomodadas que buscaban alianzas políticas y económicas con otras familias influyentes. Además, siempre se subraya que la expectativa de vida era mucho menor que la actual, por lo que se consideraba que una mujer de 15 años ya estaba en edad de contraer matrimonio.
De hecho, Remedios no fue la única esposa adolescente de un prócer argentino: Manuel Belgrano tuvo una relación con María Josefa Ezcurra cuando ella tenía 16 años, y Juan Martín de Pueyrredón se casó con María Calixta Tellechea cuando ella tenía 13.
Por otro lado, hay que reconocer que el matrimonio entre San Martín y Remedios no fue un simple arreglo entre familias, sino que hubo amor y respeto entre ellos. Según los testimonios de la época, San Martín estaba enamorado de Remedios y la trató con cariño y consideración. Remedios, por su parte, admiraba a San Martín y lo apoyó en su gesta libertadora, acompañándolo en sus viajes y cuidando de su hija Mercedes. De igual manera, hoy todo eso no alcanzaría para justificarlo.
El matrimonio duró hasta la muerte de Remedios en 1823, con apenas 26 años, a causa de una enfermedad. San Martín nunca se volvió a casar y guardó luto por su esposa hasta el final de sus días.
No pareciera justo ni razonable juzgar a San Martín por haberse casado con una menor de edad, sin tener en cuenta el contexto histórico y social en el que vivió y las circunstancias personales que rodearon su matrimonio, pero de haber existido la televisión en la segunda década del siglo 19 probablemente muchos programas de la tarde lo hubieran poco menos que crucificado, sobre todo teniendo en cuenta qye aún no era el prócer glorioso que muchos años después rescatara Bartolomé Mitre en sus libros, y los “sobres” que quizás hubiera enviado a esos medios Bernardino Rivadavia para enlodar a su odiado San Martín.
HOY TAMPOCO SERÍA PEDÓFILO
Según la ley argentina, la pedofilia se define como la atracción sexual hacia los niños o niñas que no han alcanzado la pubertad. Por lo tanto, cualquier relación sexual con menores de 13 años se considera una violación y un acto de pedofilia, independientemente de si hubo consentimiento o no.
Entre los 13 y los 16 años, la relación sexual puede ser consentida, pero también puede ser considerada un estupro si el adulto se aprovecha de la inmadurez sexual del menor o de su relación de preeminencia o de otra circunstancia equivalente. En ese caso, la pena es de tres a seis años de prisión o reclusión.
A partir de los 16 años, la relación sexual es legalmente consentida, siempre que no exista otro delito que la invalide, como el abuso de autoridad, la violencia, la amenaza o el engaño, pero eso parece importar poco en la época actual en donde todo el mundo condena estas relaciones pero nadie hace “lobby” para que el Congreso modifique hacia arriba la edad de consentimiento sexual.
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