Magia
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Que uno tenga cábalas, vaya y pase. A fin de cuentas, somos humanos; en algo hay que creer. Y creer tiene un efecto positivo sobre el instante presente; se sabe que una persona en una situación de riesgo tiene más posibilidades de sobrevivir, si cree que puede sobrevivir. Pero para los asuntos públicos, el pensamiento mágico no es una buena idea. Los espejitos de colores, los conjuros y los sortilegios, simplemente, no funcionan. La pregunta es: ¿por qué no funcionan? En La Rama Dorada, James Frazer hace un estudio minucioso y revelador de los métodos empleados por la magia y la superstición durante siglos. Los mecanismos del pensamiento mágico explotan vulnerabilidades emocionales y nos inducen a deslizarnos sin darnos cuenta por falacias bochornosas; al final creemos que si enterramos un mechón de pelo de nuestro rival, lograremos dañarlo. La Rama Dorada no es una obra fácil en ningún sentido, empezando por el inconcebible volumen de datos que compila (12 volúmenes, en la edición original; hay versiones resumidas, como la de la foto), pero quizá no sea un mal momento para volver a leerla. Se sabe que votamos con la emoción. Ojalá no fuera así, pero es así. El pecado está en explotar, como el brujo medieval, las emociones de una ciudadanía agobiada, en lugar de decir la verdad, que no ofende ni teme.

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