Domingo Faustino Sarmiento, fotografiado post mortem.

Poco meses antes de su partida a Paraguay, Domingo Faustino Sarmiento ordenó el 16 de Noviembre de 1886 su testamento. Entre otras cláusulas dice: "Declaro primeramente, que he reconocido siempre por hija natural mía, y que reconozco ahora, a Doña Faustina Sarmiento, viuda de Don Julio Belin, y nacida en el lugar de Aconcagua, en Chile, siendo soltera su madre”.  "Duodécimo, declaro mi deseo, es que mis libros, cuadros, bronces y mapas sean remitidos con sus estantes a la Biblioteca Franklin de San Juan”. (J. M. Leguiza, 1982, 53 y 54). Su hija fue quien estuvo, con su padre hasta los últimos momentos. Aunque Sarmiento murió a más de 1.600 Kilómetros de San Juan, nunca se olvidó de su terruño y legó sus apreciados documentos y estantes. Tampoco de las bibliotecas, ya que durante su presidencia, se sancionó la Ley Nacional Nº 419, el 23 de Septiembre de 1870. Ley de Protección y Fomento de las Bibliotecas Populares, o Ley Sarmiento.

Una vez finalizada su solemne declaración voluntaria, se alejó de Buenos Aires. Su delicada salud lo llevó a dirigirse, a mediados de 1887 a Paraguay. Atraído por el corto invierno y las elevadas temperaturas durante todo el año del Clima Subtropical. Las condiciones climáticas del país guaraní habrían contribuido en esa decisión.

Según Ernesto Liceda "- Las primera semanas de su estada en Asunción, se alojó en el Hotel Hispanoamericano, la gente hablaba de su pobreza. Debió ser verdad, porque poco después, gracias a un ofrecimiento del doctor Andreuzzi, propietario del Hotel Cancha Sociedad, se alojó allí con su familia, integrada por su hija Faustina Sarmiento de Belin, con su nieta.

Estaba situado en el barrio de la Recoleta, a unas quince cuadras de la estación del ferrocarril, en dirección al villorrio de Campo Grande. Era un hermoso paraje en el que se extendían frondosas quintas e inmensos naranjales. La casa que en ese entonces habitara era un pequeño pabellón anexo al hotel. Sarmiento se alojó en el pabellón anexo situado a la derecha del cuerpo principal del hotel. Estaba compuesto de cuatro habitaciones: una sala que le servía para escribir, adornada con algunos cuadros que había llevado para su futura casa en construcción. La segunda, su dormitorio. La tercera, ocupada por su hija Faustina Sarmiento de Belin, con su nieta María Luisa. La cuarta estaba destinada para su nieto Julio Belin Sarmiento, con su hija Faustina -”.

El tenaz sanjuanino pasó sus últimas horas de su existencia realizando tareas hortícolas y literarias. Dos de sus pasiones. Siempre cultivándose y protegiendo el medio ambiente el "vencedor del desierto”, llamado así por el escritor Florencio Álvarez. 

Las últimas horas del Maestro de América

En todo momento los paraguayos le brindaron los cuidados necesarios. El tenaz sanjuanino pasó sus últimas horas de su existencia realizando tareas hortícolas y literarias. Dos de sus pasiones. Siempre cultivándose y protegiendo el medio ambiente el "vencedor del desierto”, llamado así por el escritor Florencio Álvarez. 

A los setenta y siete años pasaba a la inmortalidad, Domingo Faustino Sarmiento. "Los doctores asunceños, diagnosticaron que la causa de su muerte fue una gravísima lesión orgánica al corazón. El pabellón donde falleció era de madera, de techo recubierto con placas de pizarra”. (E. Liceda, 1982, 4). 

Un camino de homenajes

El traslado del féretro a Buenos Aires fue realizado por el majestuoso río Paraná., "es una sucesión de homenajes como jamás se vio en América del Sur. En cada puerto que tocaba la nave, eran demostraciones de pesar que llegaban a las lágrimas de escolares y maestros. Su arribo a Buenos Aires fue impresionante”. (Pedro de Paoli, 1964, 306). 

En Chile la desdichada noticia fue conocida el 15 de Septiembre "A estas horas ya todo el país la conoce y la habrá comentado con pena, como si se tratara de una pérdida sufrida por él mismo, porque Sarmiento pertenece a Chile casi tanto como a su patria. Se puede decir que Sarmiento se formó en Chile donde residió casi toda la primera mitad de su vida, hasta la edad de 45 años y no es raro que reclamemos para nuestro país alguna parte de la gloria que va a quedar indeleblemente vinculada al recuerdo de su nombre”. (La Tribuna, 15 de Septiembre de 1888).

El doctor paraguayo Efraín Cardozo, se refirió a él diciendo "Sarmiento es más que argentino. Sarmiento es más que americano. Sarmiento es mundial. ¡Es de vosotros, argentinos; es de nosotros, paraguayos; es de la humanidad! 

También el doctor uruguayo Juan Carlos Gómez  Haedo se expresó, "En nombre de su tradición histórica de la unidad fraterna de las Repúblicas del Plata, vengo a depositar un gajo de laurel sobre la tumba de Sarmiento, ante cuya gloria pueden unirse en la identidad de sus símbolos representativos, las banderas hermanas de ambos pueblos hermanos”.

Los Países hermanos honran y demandan el honor de su obra. ¡Sarmiento ha muerto, pero aún vive en sus  ideales e imperantes proyectos! 

 

Prof. Iván Hidalgo Durán