La tensión diplomática no cede. Paraguay abrió en forma unilateral el vertedero de Aña Cuá al máximo y dejó correr el agua necesaria para hacer funcionar la estratégica represa de Yacyretá, vaciando parcialmente el embalse y poniendo en riesgo la generación de energía clave para la Argentina.
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La tensión diplomática no cede. Paraguay abrió en forma unilateral el vertedero de Aña Cuá al máximo y dejó correr el agua necesaria para hacer funcionar la estratégica represa de Yacyretá, vaciando parcialmente el embalse y poniendo en riesgo la generación de energía clave para la Argentina.
El nuevo conflicto sucede a días de la retención de una barcaza que llevaba combustible a Asunción, a la que la Argentina le reclama el pago de 27.000 dólares de peaje por utilizar la hidrovía.
El vertedero de Aña Cuá es un brazo del río Paraná por donde corre un caudal ecológico de 1.000 metros cúbicos por segundo, con unas enormes compuertas que pueden regular ese paso.
Los técnicos paraguayos de Yacyretá lo abrieron primero para dejar correr 2.000 metros cúbicos por segundo, y luego 4.000.
También efectivos de la Armada paraguaya se hicieron presentes en la central, ubicada a la altura de la ciudad correntina de Ituzaingó, para apoyar esa decisión unilateral.
El hecho ocurrió el jueves entre las 19 y las 23, y recién el viernes cerca de las 17, tras la intimación y el reclamo del titular de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) por Argentina, se logró restablecer el funcionamiento del vertedero.
"Ayer recibimos una comunicación que ellos, por una medida unilateral, decidieron abrir las compuertas del brazo Aña Cuá. Eso tiene una fuga de agua que normalmente es de 1.000 metros cúbicos por segundo, por el caudal ecológico, primero lo llevaron a 1.500, después a 3.000 y finalmente a 4.000 metros cúbicos", dijo el titular de la EBY lado argentino, el formoseño Fernando de Vido.
De Vido explicó que tras el reclamo de la parte argentina al flamante titular de la EBY por el lado paraguayo, Luis Benítez Cuevas, las compuertas volvieron a quedar en su posición correcta.
Pero advirtió que si se hubiera mantenido la situación en el tiempo hubiera afectado la generación de energía.
"La apertura genera una descompensación en el embalse. Nuestro producto para transformarlo en energía es el agua y el salto, con eso generamos energía. Al haber una fuga del caudal más allá de lo previsto iba a tener un impacto, al final no se corroboró, pero hubiera pasado si se mantenía esa apertura en el tiempo", graficó De Vido en declaraciones a La Nación.
La apertura unilateral del brazo Aña Cuá apenas tiene un antecedente. Ese brazo queda en la margen derecha del río, pero no se puede considerar como zona paraguaya porque el área de la represa es binacional.
Alta tensión
La jugada de Paraguay eleva la tensión entre los dos países y sería una represalia por la incautación de diez barcazas paraguayas con combustible que realizó la Argentina por el no pago del peaje de la Hidrovía.
El viernes el presidente paraguayo Santiago Peña anunció medidas por esta acción y, además de pedir un arbitraje, retirar el apoyo a la Argentina ante organismos multilaterales como el FMI y elevar una demanda ante el Mercosur por impedir el libre tránsito, le apuntó a Yacyretá.
Peña dijo que la EBY tiene una deuda "de alrededor de 150 millones de dólares" por la cesión de energía que realizó Paraguay, y que termina consumiendo la Argentina.
Además, anunció que desde ahora Paraguay retirará toda su parte de la energía que produce la central.
El vecino país, tradicionalmente, le cede a la Argentina la mayor parte de la energía que se genera en Yacyretá y luego recibe un pago por ese concepto.
Tras los dichos del flamante mandatario paraguayo, De Vido explicó claramente que la EBY "no tiene registro de una deuda con Paraguay". "Nosotros no admitimos tal deuda", agregó.
Y apuntó al "ordenamiento económico y financiero" que tiene pendiente la Entidad Binacional Yacyretá y que requiere de un acuerdo de los dos países que sea ratificado por ambos parlamentos.
El Estado argentino financió la construcción de la represa en los años 80 y 90, y las grandes obras complementarias que transformaron las ciudades de Posadas y Encarnación durante la década pasada y continúan hasta el presente.
"Acá el gran acreedor es el Estado argentino, que puso todos los recursos financieros para desarrollar el emprendimiento y todas las obras complementarias", argumentó.