Fotos: colaboración Edgardo Wisziniovski

Cada vez que alguien destapa un frasco de alguno de los productos gourmet de la marca sanjuanina De la Presilla, no sólo se desprenden aromas que invitan a tentarse con alquimias exquisitas sino que se respira, sin querer, un pasaje de la historia local. El testimonio de este legado está plasmado en la etiqueta de estas delicatessen en las que late un sello que vincula al emprendedor con uno de sus antepasados, hombre de Sarmiento, directamente vinculado a la política de San Juan.

Fue absolutamente fortuito que cuando Edgardo Wiszniovski buscaba identidad para la marca gourmet que pretendían lanzar al mercado con su socio Federico Doldan, aparecieran las tapas de plata de una antigua y valiosa pieza de tocador de su tatarabuelo, Saturnino De la Presilla. Quedó tan fascinado por el estilismo de las letras allí grabadas -unas filigranas que rodeaban a una S y una P- como cuando era niño y jugando con ese mismo objeto llegó a quebrar la base de cristal de roca de la talquera, sin embargo las tapas de los recipientes -no sólo donde se coloca el talco sino también donde iba un cepillo-, se salvaron de las travesuras. Por décadas estuvieron guardadas, hasta que salieron a la luz cuando las adoptó como sello distintivo en el 2010.

Nobleza obliga decir que Edgardo no tenía mayores antecedentes ni tiene a quién preguntarle más detalles que los que escuchó alguna vez de boca de su abuela o su mamá y que sólo pudo corroborar, gracias a su curiosidad, en gran medida por investigaciones que encontró en Internet. Según pudo saber Saturnino De la Presilla fue parte del primer directorio de la Compañía Minera que fundó Domingo Faustino Sarmiento, y luego lo sucedió, en 1864 -tras un breve período intermedio de Santiago Lloveras-, en la gobernación de San Juan. Fue tan sólo por un mes, desde el 13 de junio al 24 de julio, ya que falleció en ejercicio de este corto mandato. Algunos dicen que fue envenenado.

También, cuenta Edgardo, su nombre aparece entre los hombres que forjaron el Club Social de San Juan, tal como puede verse en la placa que está en el ingreso de este recinto ubicado en la calle Rivadavia.

"Algunos historiadores dicen que don Saturnino De la Presilla tuvo solamente hijas mujeres, sin embargo otros, como Horacio Videla, hablan de su hijo varón Enrique, mi bisabuelo, al que enviaron a estudiar a Francia. Como prueba tengo una foto en la que sale Enrique con su madre Clara Rufino en París y se lee la dedicatoria de puño y letra que dice Con amor a mi madre Clara Rufino y mi padre Saturnino", cuenta este emprendedor que en un rincón de su casa y con la protección de una cápsula de vidrio, luce aquel juego de toilette, uno de los pocos elementos que conserva del tesoro familiar ya que según decía su madre, habían desechado unos baúles antiguos con álbumes y otros artículos.

Aparentemente Saturnino y su esposa Clara Rufino son los padres de cinco mujeres y de Enrique De la Presilla Rufino, quien quedó viudo con tres hijas -Clara, Susana y Constanza Pomposa Santana De la Presilla, la abuela del dueño del actual emprendimiento gourmet- y al poco tiempo, volvió a casarse con una mujer, viuda, mamá de tres varones. Constanza, fue pupila en el colegio La Inmaculada, hasta que se casó, muy joven, como se estilaba en ese entonces, con Mario Victorio. Tuvo 4 hijos, entre ellos, Clara Ana, la mamá de Edgardo que es el mayor de 5 hermanos, fruto de la unión con Edgardo Wisziniovski, un entrerriano que, coincidencias del destino, llegó a San Juan para estudiar Ingeniería en Minas.

 

  • Cargos públicos

En 1862 y buscando la expansión de la minería -a la que consideraba uno de los motores de desarrollo de la economía de la provincia y es más, pretendía aprovechar los recursos naturales para apoyar la educación-, Sarmiento fundó la Compañía de Minas de San Juan, de la que entre otros socios fundadores y firmantes del acta de constitución figura Saturnino De la Presilla. Él junto a Ruperto Godoy, Manuel Moreno, Santiago Lloveras, Abel Quiroga, Camilo Rojo, Pedro J. Cordero (de San Juan), Juan Anchorena en Buenos Aires, Mariano E. de Sarratea en Valparaíso, Antonio López en Copiapó y al general Nicolás Vega, en París, Augusto Carfié y don Valentín Videla (fueron elegidos síndicos) y el ingeniero Francisco Ignacio Rickard (fue designado administrador general de los trabajos mineros), integraron el primer directorio.

El objetivo de esta compañía era fundir el mineral de El Tontal y Castaño, entre otras locaciones y regiones del país.

Fuera de ese espacio, Saturnino llegó a ocupar otro cargo en la Suprema Cámara de Justicia del Gobierno de San Juan, pese a no tener un título vinculante. Además asumió como gobernador, luego de Lloveras quien reemplazó a Domingo Faustino Sarmiento, tras su renuncia.

En el capítulo 3 "Perfiles, itinerarios y experiencias de una dirigencia política entre la provincia y la nación. Notas sobre el caso de San Juan (1862-1890)", de la investigación de Ana Laura Lanteri sobre "Las tramas del poder. Instituciones, liderazgos y vida política en la Argentina del siglo XIX" se detalla que Saturnino de la Presilla nació en San Luis en 1820 pero se radicó aquí en 1835, tras el asesinato de Facundo Quiroga. "Su padre se vinculó al sector federal abriéndole contactos políticos con Nazario Benavídez, de quien Saturnino fue Ministro en 1852. Más tarde, desempeñó funciones judiciales en el gobierno de Benjamín Virasoro -aunque no tuvo carrera universitaria fue habilitado a su ejercicio- y entre 1862 y 1864 integró la Legislatura". En el mismo documento se consigna que con esos antecedentes, Sarmiento lo presentó a Mitre para sucederlo en la gobernación, como un "hacendado, rico, guazo, federalote, pero con clientela" y una potencial figura de la conciliación entre liberales y antiguos federales que Sarmiento pretendía emprender. 

 

> En un rincón español
A partir del objeto encontrado, uno de los aspectos que más le interesó a Edgardo indagar fue el origen del apellido. "Es del norte de España, más precisamente de Castilla La Vieja, de la zona de Burgos. Coincidentemente es una geografía muy similar a la de San Juan. Mi mamá siempre decía que ese lugar era tierra de gente trabajadora", asegura.

 

Al costado de las etiquetas está el sello de las tapas de las talqueras que pertenecieron a Saturnino De la Presilla. Fueron tomados del objeto original.

 

> Bajo el sello de las iniciales

Más allá de las historias alrededor del apellido, el presente de la marca De la Presilla es muy prometedor. Podría definirse como una caja de sorpresas, a la hora de darse un gustito. Entre sus productos hay desecados (tomate en distintas variedades, berenjenas), salsas, hierbas aromáticas, pastas de distintos frutos (aceitunas, pistachos, zanahorias) y dulces. Se destacan las mezclas y alquimias con el aporte que le dan el aceite de oliva y los distintos varietales de vinos sanjuaninos.

La firma es una fiel representante de los sabores de la provincia en cada feria o gran evento gastronómico, de hecho en la última Exposición Rural de Palermo presentaron en sociedad una salsa Romesco -combina tomate con avellanas- y un chutney, el primero en su tipo para la marca, preparado con ciruelas rojas, vino tinto y otros agregados. Se venden en casi todas las provincias argentinas y en el 2015 dejaron en claro la calidad de sus productos en la Fancy Food de Nueva York, una mega feria de alimentos del mundo.

Las piezas del tocador del tatarabuelo de Edgardo Wisziniovski, que conserva y protege. Calcula que tienen 200 años.