El G20 inicia en Nueva Delhi, capital de la India, una cumbre trascendental de cara al futuro. No lo es tanto por las definiciones con las que pueda finalizar –que ya de por sí se descuenta que no tendrán un peso significativo-, sino por el contexto global en que se da este nuevo encuentro de los líderes de las principales economías del mundo.
La invasión de Rusia a Ucrania, el cambio climático, la inseguridad alimentaria y un desarrollo sostenible global serán los principales temas en agenda. Pero detrás de estas discusiones se esconden cambios más profundos en la escena internacional: una influencia cada vez mayor del sur global, la reaparición de África como un continente clave y una mirada post-occidental pero que también supera a China.
Leé también: Lejos de la campaña, Alberto Fernández hará cuatro viajes al exterior en las próximas tres semanas
Muestra clara de esta situación es la adhesión de la Unión Africana (UA) como miembro permanente –el único bloque que formaba parte del G20 hasta ahora era la Unión Europea (UE)-, y las más recientes presidencias del evento. Indonesia lo fue el año pasado, India lo es en este, Brasil será el anfitrión en 2024 y Sudáfrica en 2025. El mapa geopolítico parece entrar en el camino de una transición acelerada.
“La crisis actual en el orden global puede ser vista como el cierre de un largo período histórico en el que Occidente predominó durante tres siglos y este momento podría marcar el inicio de una nueva era cuyos contornos aún están tomando forma”, analizó Bernabé Malacalza, investigador del Conicet y profesor de la Universidad Torcuato di Tella, ante la consulta de TN.

Representativo del 80% del PBI mundial y del 60% de la población, gran parte de la comunidad internacional no duda de la histórica influencia del Grupo de los 20, pero entiende que está mostrando cada vez menos músculo para guiar las transformaciones presentes en el turbulento orden global actual.
“Habrá que prestarle atención a la capacidad que tendrán los líderes de transmitir un mensaje de unidad, algo cada vez más difícil en un contexto con dos subgrupos cada vez más abroquelados que giran en torno al G7 y a los BRICS”, remarcó para este artículo Tomás Listrani, exrepresentante argentino en uno de los grupos de afinidad del G20.
Ausencias importantes con un mensaje político
La cumbre de líderes que se celebrará sábado y domingo en la capital india contará con ausencias resonantes como las de Vladimir Putin y Xi Jinping. El faltazo del ruso era esperable por la orden de detención emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) que pesa sobre él por supuestos crímenes de guerra cometidos en Ucrania. En su lugar estará el canciller Serguéi Lavrov.
La ausencia del líder chino sí causó más sorpresa. Beijing no entregó detalles sobre los motivos por los que Xi decidió no viajar a la India, aunque las crecientes tensiones fronterizas entre ambos países jugaron un rol preponderante. Es la primera vez desde que asumió la presidencia en 2013 que Xi Jinping falta a una cumbre de líderes del G20.
Leé también: Acuerdo con el Mercosur y diferencias por Ucrania: claves de la inédita cumbre entre la Unión Europea y CELAC
“Esta decisión señala cierto malestar de China con el crecimiento indio y su sesgo creciente hacia Estados Unidos”, reflexionó en diálogo para este artículo Federico Merke, profesor de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés, para luego agregar que esta situación “le deja más espacio a la India y a Washington”.
“Estoy decepcionado”, sentenció Joe Biden días atrás cuando fue consultado por la ausencia de su par chino. Ambos mandatarios hablaron por última vez en noviembre del año pasado durante la última cumbre del G20 en Indonesia y planificaban hacerlo nuevamente en India en medio de los intentos por bajar las tensiones políticas y comerciales que caracterizaron la relación de ambas potencias en los últimos años.

La pregunta que muchos se hicieron es si estos faltazos le quitan relevancia a la cumbre. “Carecerá de un peso geopolítico significativo, pero buscará influir en el debate sobre la globalización”, reflexionó ante TN el investigador Bernabé Malacalza. Al mismo tiempo, consideró que la ausencia de Putin “ayudará a evitar la exacerbación de tensiones para mantener el enfoque central en la discusión sobre la arquitectura económica y financiera mundial”.
Por su parte, Tomás Listrani, exrepresentante argentino en uno de los grupos de afinidad del G20, advirtió que “la ausencia de ambos líderes no implica que los países no estén representados, y como la decisión del comunicado final es por consenso, van a tener plena capacidad de bloquear cualquier contenido con el que no estén de acuerdo”. Sobre todo cualquier postura en torno a la invasión a Ucrania.
Diferencias y negociaciones por el comunicado final
Las diferencias en el complejo panorama global actual se manifestaron en las arduas negociaciones para alcanzar un texto consensuado entre los países miembros del G20. El contenido de esta declaración se negoció durante meses y recién se pudo concretar en las últimas horas.
“El éxito de la cumbre no depende del contenido de la declaración final sino de la mera existencia de dicha declaración”, había planteado de forma convincente Merke.
Leé también: “El mundo no va por el buen camino”: dura advertencia de la ONU en un informe clave sobre el cambio climático
Listrani ahondó en que en el marco de “un sistema internacional con crisis superpuestas, el G20 termina cargando su mochila con una agenda cada vez más diversa, las posiciones adentro del foro son más antagónicas y cada quien tiene más motivos para levantarse de la mesa y boicotear un proyecto común”.
Entre las delegaciones no hay mucha expectativa en que haya un claro pronunciamiento sobre la cuestión medioambiental. China y Estados Unidos son los dos principales emisores de gases de efecto invernadero, pero son pocas las oportunidades en que este tipo de cumbres finalizan con compromisos concretos. Es una de las principales preocupaciones de las Naciones Unidas.