Chucky Milei, sacadísimo: dice que lo ignoro
Me llamó el lunes Javier Milei, muy enojado. “No te ocupás de mí, me ignorás olímpicamente. Hago declaraciones todos los días, cada vez que hablo tiro 20 títulos, y vos, como si yo no existiera”. Tuve que admitir que era cierto: he estado más atento a esos comentarios que circulan sobre su salud mental que a sus interesantes definiciones anarcocapitalistas; interesantes, porque resultan más anárquicas que capitalistas. Prometí reparar mi error; repararlo incluso con efecto retroactivo, volviendo sobre cosas que dijo hace tiempo y de las que nunca me he ocupado. Eso hicieron el miércoles los curas villeros: desempolvaron apreciaciones del libertario sobre el Papa de hace cuatro años, cuando lo calificó de “nefasto”, “impresentable”, “comunista” y “representante del maligno”, es decir, del demonio. Un diablillo este Javier. ¿Cuánto tardarán las redes en asimilarlo a Chucky, el célebre muñeco diabólico de la saga cinematográfica? Porque, no sé si lo vieron, son dos gotas de agua (espero que no se me enoje Chucky). Finalmente le prometí a Milei que no iba a demorarme en saldar la deuda. “Te leo el sábado”, me apuró. Es decir, estoy en condiciones de anunciar que hoy nos acompaña, siguiendo estas líneas, el señor Javier Gerardo Milei, ganador estelar de las PASO, atracción de multitudes y líder de La Sarasa Avanza.
¡Hola, Javi! No te voy a defraudar.
Inauguremos este tributo con sus afirmaciones del martes sobre el reconocido economista y escritor Roberto Cachanosky, con el que polemizaba respecto de la batalla cultural con la izquierda. Ojo al piojo: Cachanosky es recontraliberal, lo cual explica el bajo voltaje de la réplica de Milei: “Pedazo de mogólico, imbécil, tarado, dinosaurio, resentido, pel…. Por qué no te vas a la c... de tu madre, hijo de p… Metete tu opinión en el o...”. Usar mogólico como insulto le valió, claro, una lluvia ácida de críticas. Milei se disculpó: “Debí decirle lelo”. Un comité independiente analizó el resto de los conceptos y llegó a la conclusión de que se trata de una correcta utilización de los puntos suspensivos.
Javi, todo bien, pero qué onda si para dar la batalla cultural te aprendés adjetivos más sofisticados.
Es obvio que le gusta usar eufemismos. A Rodríguez Larreta lo llamó “zurdo de m…”, “gusano”, “sorete” (perdón: “sor…”), “pelado asqueroso”; a Kicillof, “enano diabólico”; a Macri, “pelo…”; al premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, “pelo…”, “zurdo”; a Gerardo Morales, “parásito de m…”, “la c… de tu madre”, “chorro hijo de p…”; a la diputada Gabriela Estévez, “hija de p…”, “la c… de tu madre”, “pedazo de m…”; a Wado de Pedro, “sor…”; a Leandro Santoro, “chorro” y “burro”. Tres conclusiones rápidas: 1) Milei no estaría encontrando nuevos eufemismos. 2) Este recato en su expresión oral nos habla de control, templanza, mesura; nos habla de lo bien que habla. 3) Pobre tipo, qué vida dura tener que enfrentar cada día a una legión de pelo…, hijos de p…, sor…, pedazos de m… Lo que debe sufrir mordiéndose la lengua.
Javi, y lo peor de lo peor: ¡todos zurdos!
El Milei que a mí me interesa más no es el escatológico, sino el de las ideas disruptivas. Hay que reconocerle originalidad, intrepidez y marketing. Es una máquina de tirar propuestas. Esta semana habló de privatizar los ríos, y entonces pensé que el país podría hacerse de una fortuna concesionando al mayor de ellos; imagínenselo ya con nuevo naming: Río de la Plata Lappas.
Está bueno también eso de privatizar calles y veredas: cobro el aguinaldo y me compro la cortada en la que vivo. Joya. Sin duda, su proyecto más audaz es que incluso el Estado pase a manos privadas; lo que hicieron los Kirchner, pero ahora con todas las de la ley. Como no quiero distorsionar la pureza de su plan, escuchemos lo que le dijo a la televisión chilena: “El Estado solo sirve para seguridad y Justicia. Sin embargo, como filosóficamente soy anarcocapitalista, el adelanto tecnológico […] nos puede permitir merecernos un mundo sin Estado”. ¿Incluso sin Estado para la Justicia?, le preguntan. “Claro, exacto. De hecho, si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia, porque la mafia tiene códigos. La mafia cumple, la mafia no miente”. La mafia dignifica.
Chucky, me convenciste: el 22 de octubre contá con mi voto.
Anteayer apareció The Economist diciendo barbaridades de Milei. Increíble que este pasquín inglés, histórico vocero del liberalismo, lo considere “autoritario” y “un peligro para la democracia”. Urgente: hay que privatizar The Economist.
Para terminar, despidamos a Ana María Figueroa, la jueza de Casación Penal que se autopercibía abogada de Cristina. También se percibía menor de 75 años, la edad de jubilarse, aunque ya los había cumplido. En la puerta había pintado un graffiti: “¡No pasarán!”. Pasó la Corte y la puso de patitas en la calle.
¿Cómo calificar a esta ilustre señora? Con puntos suspensivos.ß
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