Es escultor, pero también profesor de literatura y trabaja en la Facultad de Humanidades de la UNLP. Por convicción, no comercializa sus obras, “para sobrevivir trabajo en la facultad y para vivir hago esculturas” afirma. Su material de trabajo es la madera de descarte, extraída de arboles que se caen o que la municipalidad tira. Lleva años en la ciudad plantando sus creaciones en plazas, jardines, escuelas y parques, razón por la que en el pasado mes de agosto, el Concejo Deliberante de La Plata lo distinguió declarándolo ‘Personalidad destacada de la cultura de la ciudad‘. LA CIELO dialogó con él y habló de sus inicios, su proceso creativo, y de su elección de no vender su arte, hecho que califica para estos tiempos, “casi revolucionario“.
“El reconocimiento del Concejo Deliberante de La Plata fue inesperado. Está bueno cuando ‘te miman un poquito‘, uno siente que alguien te está mirando”. El reconocimiento se decretó el pasado 30 de agosto, hecho que reconoce a Rigone como Personalidad destacada de la cultura de la ciudad.
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“En 2001 me quedé sin laburo y me tuve que dedicar a hacer algo”
Con el material madera trabajó desde pequeño, en donde su utilización era a modo de juego. Siendo adulto, su conexión fue un poco obligada y surgida por el contexto social y político del país en los inicios del milenio. “En 2001 me quedé sin laburo, me tuve que dedicar a hacer algo que supiera, y lo que sabía hacer eran cositas de madera. Me convertí en artesano medio a la fuerza y vendía cosas en la calle, también en plaza San Martín y en donde me dejaran”, recordó Rigone, en diálogo con el periodista Alejandro Bidart en la mañana de LA CIELO.
“Cuando me recibí y dejé de laburar como artesano, quería seguir trabajando con madera y me daba cuenta que está bueno recuperar espacios, que está bueno lo que pasa en el espacio publico. La primera que hice fue la de 13 y 69 y después se fue dando. Alguien me dijo ‘Che, acá hay un lugar en el parque Saavedra que estaría bueno hacer algo’, así fueron apareciendo las demás”
“El tiempo depende del nivel de detalle que le quiera dar”
El escultor platense hace una distinción en los tiempos de elaboración en cada una de sus obras. “La embarazada me llevó un mes y pico, fue una de las primeras, hoy me lleva menos. El tiempo depende del nivel de detalle que le quiera dar. A veces una escultura puede salir en un día, y otra me lleva seis meses. Por ahí no es tanto el tiempo de trabajo, sino de sentarte y mirar la pieza”.
A la hora de obtener material para crear afirma trabajar con “lo que encuentra“. Detalla: “Prefiero algunas cosas, pero como yo trabajo con madera de descarte, con madera que se tira, es decir con arboles que se caen o que la municipalidad los tira, no tengo problemas. De acuerdo a la madera es que pienso qué puedo hacer. Si es para interior pienso una cosa distinta a lo que pienso para exterior”.
Con respecto a los cuidados, la mayoría de sus creaciones están al aire libre y padecen diferentes condiciones climáticas. Eso a él no lo conflictúa, lo vive desde un concepto de trabajo particular, que no le hacen padecer las alteraciones y modificaciones que puedan tener, ya que las hace parte de su obra. “Soy medio partidario que estas obras tienen una vida, que empieza y se terminan en algún momento, que se degraden es parte del juego. Son obras que están vivas y como todo lo que está vivo tiene un momento de esplendor, de decadencia y un final”.
¿Vivís de esto?
Fernando Rigone es profesor de literatura y trabaja en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata. “Para sobrevivir trabajo en la facultad y para vivir hago esculturas”, expresó sincero. “Trato de comercializarlas lo menos posible. Elegí hace varios años no laburar para privados, no hacer cosas para personas individuales, sino hacer cosas para espacios públicos. No me motiva el tema de la venta de las piezas, ni de comercializarlas”.
“Todos me preguntan: ¿Cómo que no las vendés?”
“Siento que lo que hago es medio revolucionario. Todos me preguntan, ¿Cómo que no las vendés?, la verdad es que no. En momentos como estos, donde todo está mercantilizado y el valor pasa por lo monetario, hacer cosas porque sí, porque generan algo más, es casi revolucionario“.
Más plazas sonoras para transformar el lugar y también para hacer música
“Tengo un ciclo de esculturas de mujeres en el taller a medio armar. Ya van dos años que voy trabajando en ese proyecto, pero a la par tengo otros. Estoy haciendo bastantes plazas sonoras, que son instalaciones, esculturas que sirven para hacer música y van en espacios públicos. Tienen doble juego de transformar un lugar y por otro lado sirve para hacer música, para que los pibes jueguen y los profes puedan enseñar. Ahora estoy preparando un par para un par de plazas bien periféricas de acá de La Plata, una en Los Hornos y otra en Sicardi“, detalló el escultor Fernando Rigone a LA CIELO.
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