En la antigua aldea Angualasto -un área de poco más de 15 hectáreas al norte de la localidad iglesiana del mismo nombre, justamente enclavada en lo que se ha denominado el Yacimiento Arqueológico de Angualasto y que coincide con gran parte del pueblo- quedan vestigios de construcciones de los pueblos originarios, por lo que pronto volverá a ser protagonista. Es que por primera vez un grupo de lugareños tomará las herramientas necesarias para recuperar las bases de algunas casonas y tapiales o corrales de barro, donde transcurrió la vida en comunidad entre los años 1200 y 1460 aproximadamente según estiman algunas investigaciones. El objetivo: preservar y extender en el tiempo este tesoro cultural y en definitiva, un atractivo para turistas y curiosos de la arqueología.

Que sea la primera vez que se hace un trabajo semejante no solo es fundamental para el lugar declarado -en el 2009- Monumento Histórico Nacional (aunque desde el 2002 la provincia lo definió como Monumento Histórico, Sitio Histórico y Sitio Arqueológico) sino que en este accionar confluye una serie de iniciativas que demuestran que se está tomando conciencia de su importancia: Por un lado se enmarca en el proyecto de conservación del Qhapaq Ñan, el Sistema Vial Andino (ver recuadro Qhapaq Ñan, un camino de los pueblos) que involucra este sitio iglesiano, aparte de otros en diversas provincias argentinas y a 5 países más que están ubicados a lo largo de la Cordillera de los Andes. Aparte compromete a los privados a sumarse a la protección del entorno en el cuál se desarrolla su escenario productivo. De hecho este avance es posible por la intermediación del proyecto minero Josemaría -un yacimiento de cobre, oro y plata que está en etapa de tramitaciones de permisos luego de que se le aprobara la Declaración de Impacto Ambiental, el año pasado- que aporta el pago de las remuneraciones quienes estarán encargados de la restauración. La idea es dar trabajo a los lugareños que bien conocen el paisaje en cuestión.

Por eso, la tarea quedará en mano de 10 personas que fueron especialmente capacitadas y que aplicarán la técnica que consolide la tierra del lugar en las paredes que se conservan en pie, según lo explicó Virginia Agote, secretaria de Cultura de la provincia, quien coordina la iniciativa desde un comienzo. A este grupo lo supervisarán técnicos de la Dirección de Patrimonio Cultural y del municipio de Iglesia.
Se estima que los trabajos iniciarán en el transcurso de esta semana y se extenderán por al menos tres meses en una zona que está a tan solo 100 metros de la ruta provincial 430.
"El sitio Angualasto es un plan que venimos estudiando y trabajando desde hace un largo tiempo, con algunos altibajos pero con mucha seriedad ya que implica una acción no sólo de la provincia sino que es un trabajo en conjunto con las siete provincias que integran el Sistema Vial Andino que aparte incluye a seis país, por lo que también participa el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) del Ministerio de Cultura de la Nación y la Unesco. Por supuesto que si bien la declaración del camino incaico es de forma íntegra, en toda su extensión, cada lugar avanza según sus posibilidades. Por suerte, en nuestro caso, la empresa Josemaría que está muy involucrada en el trabajo en la zona, con la comunidad, y en el cuidado del patrimonio, se sumó", indicó la funcionaria.
Manos a la obra
Con la técnica de la tierra cruda, parecida a la metodología que aplican los horneros para hacer sus nidos, se van a consolidar las paredes de las construcciones, colocando tierra y ramitas y hojas. No es como el adobe. La clave está en la tierra del lugar.
"Ya se ha hecho una prueba hace unos años y pudimos reconfirmar que las paredes se siguen sosteniendo. Por eso fue la técnica elegida porque es la que más se adapta a las construcciones originales", aseguró Agote que a su vez aclaró que el trabajo se va a concentrar en rellenar las bases de las casonas y los corrales o tapiales que van quedando levantados pero que fueron socavados, para darles solidez. No se va a reconstruir nada ni se van a levantar nuevas paredes. "Es sólo una consolidación de conservación de las ruinas que están".
Nobleza obliga decirlo, el trabajo aunque parezca sencillo no lo es. Primero y principal porque la materia prima que se aplica es tierra y por ende, la afectan las condiciones climáticas y geográficas del lugar. "La aldea Angualasto está en una superficie muy amplia y tiene, a diferencia de otros sitios arqueológicos en otras provincias, la complejidad de ser ruinas de tierra que no solamente son más frágiles que las de piedra o roca sino que se deterioran no sólo por el paso del tiempo, los fuertes vientos, aparte es una zona sísmica y de bajada de ríos y grandes lluvias en verano. Por eso, con un trabajo patrimonial a conciencia, buscamos la técnica específica para tratar de preservar el mayor tiempo posible", agregó. La superficie de la aldea abarca a unas 15,63 hectáreas.
Todo esto es el resultado de años de investigación, estudios y análisis para determinar cuál seria la mejor manera de encarar las tareas para no hacer más daño y para que esté dentro de los permisos que otorga INAPL y Unesco. Se hizo un esquema de capacitación con talleres teórico-prácticos en Conservación de Estructuras Arqueológicas en Tierra a cargo del Dr. Ricardo Morales Gamarra (de Trujillo, Perú) y el arquitecto salteño Mario Lazarovich.

Además de la consolidación, el plan incluye la colocación de señaléctica -algunos carteles de piedras que se han diseñado siguiendo parámetros de Qhapaq Ñan, ya han empezado a colocarse- más la instalación de miradores de sitio para que el turismo pueda hacer observaciones sin tener que ingresar a la aldea, ya que no toda la zona está cercada. Actualmente hay un mirador en altura, pero se quieren colocar otros en puntos estratégicos, al costado de la ruta. Incluso se proyectaba hacer, en una etapa posterior, un museo de sitio para dar explicaciones específicas, pero este desarrollo quedará en manos de la próxima gestión de gobierno.

Objetivo compartido
En lo que sí se avanza es en el involucramiento de la comunidad. "Dada la importancia de la aldea y que es una verdadera oportunidad para el turismo y las investigaciones científicas, hay que transmitirlo responsablemente junto con la gente de la comunidad, que es la primera guardiana, porque vive de ahí, entonces se convierten en los primeros cuidadores y conocedores. De hecho, estamos trabajando con las escuelas del lugar, dando charlas y haciendo actividades. Inclusive hemos diseñado contenido específico para un manual infantil para que a través del Ministerio de Educación se lo incorpore no solamente en Iglesia, sino en todas las escuelas porque es importantísimo que todos los sanjuaninos conozcamos este tesoro de la provincia, que es patrimonio mundial", afirmó la secretaria de Cultura.
Desde ya que una parte clave de la iniciativa es el aporte económico de la empresa minera. El director de Sostenibilidad de Josemaría, Mark Sitter, expresó que "contribuir a la promoción y protección del patrimonio arqueológico en Angualasto es una prioridad para la empresa y además una tarea muy gratificante. No es una iniciativa aislada, sino que forma parte de nuestro Plan de Manejo Social y Ambiental N¦5 que se propone poner en valor el patrimonio cultural de Iglesia y que incluye un programa denominado "Conocer para proteger", cuyo objetivo es contribuir con la visibilización, conocimiento y protección de esa riqueza cultural. Para lograrlo se diseña e implementa un plan de acción que incluye dos líneas de trabajo: por un lado, la puesta en valor del patrimonio arqueológico con acciones como la que impulsamos en Angualasto, y por otro, el conocimiento de las expresiones culturales más actuales del departamento. Por todo ello es que vamos a seguir explorando otras oportunidades para colaborar". A su visión se suma la de Verónica Cunto, gerenta de Relaciones Comunitarias de Josemaría quién aseguró que los siete planes de Manejo Ambiental y Social (PMAS) fueron presentados en el Informe de Impacto Ambiental y aprobados por la Declaración de Impacto Ambiental, en abril de 2022. "Son instrumentos de planificación que orientan la gestión ambiental y social del proyecto hacia el logro de los objetivos de desarrollo sustentable, compatibles con el medio ambiente y con el cumplimiento de la normativa vigente. Dichos planes están alineados a la estrategia de sostenibilidad de Josemaría y sus pilares estratégicos". Por eso apoyaron este accionar importante para las raíces de Angualasto.
Punto clave
Angualasto está al margen del río Blanco, a 40 kilómetros de Rodeo y a 230 kilómetros de la capital sanjuanina.
Qhapaq Ñan, un camino de los pueblos
En lengua quechua Ñan significa camino y Qhapaq principal. Dos palabras que perfectamente describen al Sistema Vial Andino Prehispánico que llegó a recorrer cerca miles y miles de kilómetros de Norte a Sur no sólo cómo sendero comercial sino como vía de comunicación y vinculación cultural que alcanzó su máxima extensión en la etapa incaica, por lo que generalmente se lo conoce como Camino del Inca.
El Proyecto Qhapaq Ñan se inició en el año 2002 con un propósito de integración entre Argentina, Perú, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador para investigar, reconocer el valor patrimonial y conservar este recorrido a través del trabajo conjunto incluyendo a los estados nacionales, provinciales y las comunidades locales. En el 2014 fue incluido como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
En concreto, se extiende a lo largo de la Cordillera de los Andes, desde Ecuador hasta Mendoza, obviamente pasando por San Juan y atraviesa una variedad de paisajes, desde los más agrestes y desérticos hasta vados (esa parte del río poco profunda pero firme que se puede cruzar a pie), pantanos, lagos, selvas, valles y altas cumbres, convirtiéndose en una red de caminos de aproximadamente 30.000 kilómetros. Esta obra implicó un sorprendente desarrollo de ingeniería y arquitectura teniendo en cuenta fue usada por los incas principalmente en el siglo XV.
Sin lugar a dudas el Qhapaq Ñan fue mucho más que una simple ruta que unía las diferentes geografías y ecosistemas del poder incaico, sino que cada uno de los sitios estratégicos por donde pasa servía de puntos de observación, de alojamiento, de lugar ceremonial y de depósitos para almacenar comida, leña, forraje, ropas, armas, materias primas. Un verdadero sistema con sentido geopolítico y logístico indispensable para facilitar el tráfico pedestre de hombres (entre los que se encuentran los conocidos chasquis o mensajeros) y sus animales, especialmente las llamas, para el traslado de minerales y otros productos de intercambio entre las regiones del imperio. A pesar de los miles de kilómetros en separan y entretejen estos caminos arqueológicos existen similitudes constructivas que los hacen característicos y únicos.
Se la considera una de las soluciones más importantes creadas por el hombre para vincular a los pueblos.
En Argentina abarca a siete provincias: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Mendoza y San Juan. Puntualmente incluye 13 segmentos del camino pero a su vez 32 sitios asociados como "testimonio tangible de un fenómeno de integración multicultural". A San Juan le corresponden dos de estos puntos: el tramo de camino en el Llano de los Leones en el Parque Nacional San Guillermo y la aldea Angualasto, ambos en el departamento Iglesia.
Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración áreas de Comunicación y Prensa Proyecto Josemaría y Secretaría de Cultura del Gobierno de San Juan