Que estaba enfermo con fiebre y que su padre fue la última persona en verlo es la información más certera que maneja el personal policial que busca a Jorge Carrizo, el ullunero que lleva desaparecido una semana. En diálogo con Diario de Cuyo, Diego Morales, jefe del GERAS, expresó que "el rastrillaje inició tarde" y fundamenta su expresión en resultados que surgen del trabajos que realizan con la luz del día.
Carrizo estuvo el sábado 26 de agosto en la casa de su padre, un puesto ubicado en "Agua de las Chilcas", a 8 kilómetros aproximadamente de la villa cabecera de Ullum. Según su papá, ese día presentaba un cuadro febril que lo "hizo delirar" pero que de igual manera salió de la vivienda porque debía "hacer una changa". Desde ese momento no se supo más de él.
Confiado en que había llegado a su casa o el destino que tenía en mente, el papá del ullunero desaparecido fue a cobrar el martes su jubilación y fue en ese momento que se enteró que su hijo faltaba a su domicilio. Sin teléfonos, redes sociales ni conocimiento para subirse a un colectivo, creen que se desvió del camino para reunirse con amigos o presenciar una doma que hubo el domingo pero no fue así.
Nadie lo vio y con la desesperación de no tener contacto, su papá decidió radicar la denuncia el miércoles 30 en la noche. Por este motivo, la búsqueda comenzó con las primeras luces del jueves y con unos gomones que encontraron en la casa, que aseguran que son de él pero no pueden confiar si alguien más los usó. Ante este panorama, es que desde el GERAS manifiestan que es difícil el rastrillaje para los animales, ya que "el aroma de una persona permanece al menos 3 días y paulatinamente va despareciendo".
Hasta el momento, personal con perros y caballos han buscado por agua y tierra a Jorge Carrizo (40), desde el puesto de su padre hasta su casa en Villa Ibánez sin éxito alguno. Este viernes, un equipo de buzos trabajó en los reservorios de la zona y este sábado, cortaron el agua de los canales para continuar con una de las hipótesis de que "tuvo una caída y que su cuerpo fue arrastrado por la corriente".
"Nada se descarta pero hay muchas hipótesis: que cayó al agua, que se perdió en el camino a causa de la fiebre, que tuvo algún inconveniente en el trayecto y hasta desaparición forzada", remarcaron fuentes de la investigación.
No sólo trabaja personal policial sino también expertos de Naútica e integrantes de agrupaciones gauchas, quienes prestan colaboración con sus caballos. La preocupación gira en torno al tiempo que pasa y aumenta el desazón de no hallarlo con vida.