Un amor de banderas verdes y rojas
Ir hacia el amor como quien hace la lista del supermercado. Anotar: “Bandera verde: que tenga un perro, que le guste viajar, que cocine. Bandera roja: que no sea de estatura baja, que no tenga hijos, que no hable demasiado”.
La española Verónica Alcanda trabaja de headhunter sentimental –léase “celestina” o “alcahueta del siglo XXI”– y en una nota del diario El País propone armar una extensa lista de deseos y exigencias para encontrar a la pareja deseada.
Alcanda lo llama (¡y dale con los anglicismos!) hacer un “casting sentimental” como el que se hace en las aplicaciones de citas. Una vida amorosa que debe ajustarse a la satisfacción de los usuarios. Relaciones eficientes y racionales, pero que duran muy poco porque existe una gran diferencia entre elegir un celular y elegir una pareja. Amores de mercado, en un marco de previsibilidad, lejos del encuentro de dos extrañezas que se arriesgan al abrazo real entre dos mundos. Buscar aventuras, pero vestidos con alma de cliente. Qué aburrido. ß
Algo más...
Paradoja amorosa: un amigo de Freud le pregunta si debe casarse o no con cierta mujer. Él responde: en las pequeñas cuestiones de la vida conviene pensar mucho y bien antes de decidir; pero cuando se trata de las grandes cuestiones, como casarse o tener hijos, lo mejor es darle para adelante.ß
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