Hace unos días leí en "Diario del triatlón" una publicación española en Internet, que me llamó la atención. El epígrafe del titular expresaba: "Pogacar se quedó pasmado tras ver como Vingegaard respondía silbando a sus ataques", rodando con una bici aero monoplato en etapa con 3.300 m de desnivel".
Considero que el título es más marketinero que real y sólo introduce a una nota que no expresa lo que dice el titular. No creo que Jonas Vingegaard haya humillado a Tadej Pogacar con el uso de un monoplato. Esa situación no se dio, sencillamente, porque las circunstancias de carrera, recién iniciado el Tour, y no ameritaba que Tadej intentara descolgar a Jonas y llegar solo a meta, y mucho menos que esa posibilidad se viera impedida por el uso de la tecnología de Cervelo y Sram en el Jumbo-Visma.
El uso del monoplato es una alternativa que lo permiten los piñones (casete) de 11 y 12 coronas con una amplitud que arrancan con 10 dientes y pueden conseguirse rangos de 32, 34, 36 y hasta 40 dientes en la marca Sram para ruta.
Roglic, usó piñón de 10-44 dientes con plato de 42 dientes en la cronoescalada del Giro de Italia de este año, pero con un grupo de gravel y no de ruta.
Hoy esto es posible porque se ha logrado que en la misma dimensión de núcleo o body de la masa se vayan agregando coronas cada vez más juntas, que obliga a cadenas cada vez más finas, con la dificultad que esta trabaja muy cruzada con mayor riesgo que se salga, como le ocurrió a Roglic.
En los ’70 usábamos piñones de 5 coronas, casi siempre con dientes corridos de uno en uno y el uso de doble plato era la única opción para la mayoría aunque la marca italiana Campagnolo fabricaba palancas con triple plato, como los que, años después, se usaran en las primeras mountain bikes.
Con esas prestaciones se tenía una amplitud de multiplicaciones que permitía andar por todos los terrenos, aunque la técnica de pedaleo se hacía con mucha menos cadencia en las subidas que en la actualidad, donde se sube con cadencias altas, como en remolino.
Recuerdo que mi bicicleta la tenía configurada para la Doble Calingasta con centrales 47-53 y piñón de 5 coronas 14-15-17-19 y 21 dientes. Algunos usaban 42 o 44 dientes en el plato chico.
El monoplato y el casete que usaron Wout van Aert y Jonas Vingegaard, según la nota, fue con una configuración de 50 dientes en el plato, y un piñón 10-36 dientes. Estos desarrollos muestran que tuvieron a disposición un rango de avance de 3,05 m a 10,99 m por vuelta de pedal, contra 2,85 a 10,59 m para quienes usan el tradicional doble plato 39-53 y casete de 11-30. Aunque los sprinters no usan menos de 54 dientes.
Al eliminar el plato chico y el descarrilador la bicicleta pesa unos gramos menos, pero no creo que sea tan determinantes, como para pensar que esa configuración con monoplato se verá de ahora en adelante en todos los equipos, y, mucho menos, como para que titulen la publicación de la nota de esa manera, aunque al cabo de las tres semanas del Tour, el rendimiento de Vingegaard me haga pensar distinto.
Por ahora, mientras no se cuente con piñones de 13 o 14 coronas, como ya existen para las bicicletas de gravel, los piñones de 12 coronas que se utilizan con el monoplato de Sram obligan al ciclista a elegir, contar con un rango de desarrollos para cada terreno o situación de carrera que se presente o un piñón sin saltos excesivos entre una y otra corona (más de dos dientes) para mantener la cadencia en un régimen óptimo para ahorrar energía y mantener la frecuencia cardíaca dentro de la zona requerida.
Sólo a Vicente Chancay le vi utilizar las palancas fabricadas por Campagnolo para triple plato.
Creo que el monoplato puede ser una alternativa interesante para el ciclismo sanjuanino, porque el plato chico no se utiliza en competencia, ni siquiera en el ascenso al Colorado, y las carreras no presentan una dificultad que requiera de una amplitud mayor en el rango de desarrollo.
Hoy por hoy el monoplato, como lo fueron los frenos de disco hace algunos años y más recientemente el tubeless, suena más a una imposición por parte de las marcas patrocinadoras a los equipos profesionales, con la finalidad de que utilicen la tecnología que pretenden imponer en el mercado de consumo masivo.
Por Gustavo Álvarez
Profesor de E. Física
Ex Ciclista