Heredera de una tradición, Irina Casali vuelve a La Plata y trae la técnica Meisner

Para la gente de teatro, Renzo Casali es un nombre muy recordado en la Ciudad y más allá: actor y dramaturgo de gran presencia a fines de los 60, escapó del país a inicios de la sangrienta década del 70, partiendo hacia su Italia natal. Se fue con Liliana Duca, bailarina, actriz, escenógrafa y diseñadora de vestuario, y con la hija de ambos, Irina Casali, que aunque nació en Buenos Aires, creció en Italia.

Pero siempre tuvo parte de su corazón, y de su familia, en Argentina, motivo por el cual se encuentra de visita, a punto de realizador dos masterclass (una, esta tarde en la Escuela de Teatro; la otra, la próxima semana en Dynamo) dedicadas a la técnica Meisner, desarrollado por el practicante de teatro estadounidense Sanford Meisner a partir de las primeras enseñanzas de Konstantin Stanislavski.

Pero no es una visita: el objetivo de Irina, relata, en diálogo con EL DIA, es quedarse. Es que sus raíces teatrales provienen de aquí, de La Plata, donde sus padres se formaron, en el teatro universitario, donde comenzaron a trabajar con el método de Stanislavski. Aquellas enseñanzas las profundizaron en Praga, relata Irina, y luego en Madrid, donde entraron en contacto con William Layton, discípulo de Meisner.

Irina mamó todo eso. “El teatro viene en mí desde lejos. Desde muy pequeña seguí a mis padres en giras internacionales europeas, esa fue mi formación involuntaria. Y ya a los 9 años empecé a actuar, y poco después empecé a formarme en la escuela de mi padre”, relata. A los pocos años, ya era asistente de dirección de Renzo. Y comenzaba a desarrollar su propio camino en la investigación del método de Stanislavski.

Vinieron viajes a Estados Unidos e Inglaterra, donde entró en contacto con otros discípulos de Meisner, y luego, el regreso a Italia: en Milán, se ocupa de difundir la técnica Meisner desde la Fábrica de la Experiencia, centro cultural que fundó y que “es fundamentalmente un teatro y una escuela de teatro, que forma actores profesionales y estudiantes”. Además, cuenta, brinda cursos de literatura y filosofía y tiene una pequeña casa editorial, donde se editó la obra de Renzo.

Irina sueña con traer esa experiencia a La Plata, donde vuelve “con la voluntad de volver a mis raíces. Mi familia está acá, la mayoría vive en La Plata, mi papá era el único que vivía en Italia. Entonces mi deseo es volver a tomar un contacto con mis raíces culturales y artísticas, las que llevo en la sangre, y crear un puente directo”.

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“Muchos me preguntan si estoy loca, volver a Argentina en este momento donde todos se van. Y con lo que parece venir ahora, que es aterrador. Y sí, tengo miedo de lo que puede acontecer, no lo escondo: se está hablando en términos muy abiertos del orden represivo, de la violencia, que hacen acordar a tiempos oscuros que ya hemos vivido. Es peligroso”, confiesa.

“Pero le reconozco al país cosas de mucho valor, y que quizás no se aprecian porque cuando uno tiene muy cerca las cosas, no las ve. Seguramente Argentina es contradictoria, sublime y de terror, eso convive”, dice Casali. “Pero este país tiene cosas maravillosas como la formación gratuita, que no existe en casi ningún país”.

“Y el teatro independiente argentino es una experiencia única”, agrega la actriz. “Esas redes de solidaridad, de fraternidad, de trabajo tan desarrolladas no existen en el mundo, aquí se ha logrado algo excepcional: partiendo de una situación precaria, desde el punto de vista económico, con incertidumbre, con golpes, los argentinos han aprendido y enseñado a encontrar soluciones creativas, a desarrollar de manera excelente su enorme creatividad. Hay que destacar esa vitalidad”.

De ida y de vuelta con Meisner

La idea de Irina Casali es ir y volver cada seis meses, vivir entre Argentina e Italia, seguir llevando de aquí para allá compañías de teatro, fortaleciendo esos lazos artísticos. Y seguir difundiendo en el camino la técnica Meisner, que es “más bien desconocida: sé que algunos colegas la trabajan en el país, pero hace poco tiempo. Y también en Italia es menos conocida que, por ejemplo, el método Strassberg”.

El método desarrollado por Lee Strassberg nació en el Actor’s Studio, que, señala Casali, Meisner fundó junto a otros colegas. “Pero nunca trabajó su imagen, el marketing de su persona. Cuando Strassberg asume la dirección del Actor’s Studio se toma el honor de haberlos formados a todos él, aunque no fuera cierto”.

Con el correr de los años ha empezado a engrandecerse, sin embargo, la figura del profesor neoyorkino, que enseñó a actores destacadísimos como Sandra Bullock, James Caan, Steve McQueen, Robert Duvall, Gregory Peck, Bob Fosse, Diane Keaton, Michelle Pfeiffer, Jeff Goldblum y Grace Kelly.

“La técnica Strassberg ayuda al actor a encontrar recursos dentro de sí mismo, solo. El trabajo de Meisner se focaliza en la relación de los actores en escena, en el aquí y ahora, en el trabajo de improvisación y de verdad en el momento. Creo que como tipo de trabajo es único, merece ser más conocido. Transité por varias técnicas derivadas de Stanislavski, y creo que es la más clara, la más articulada: con una rapidez y una potencia se llega a la verdad en escena”, comenta al respecto Casali, que presentará esta tarde, desde las 18 en la Escuela de Teatro de La Plata (el evento es gratuito pero cuenta con cupos limitados), la primera de sus dos clases magistrales; la segunda será el próximo fin de semana en el Teatro Dynamo (también, con cupos limitados), donde su compañero Alessandro Zatta se encargará de mostrar la parte física del método.

“El trabajo de Meisner se focaliza en la relación de los actores en escena, en el aquí y ahora, en el trabajo de improvisación y de verdad en el momento”