
Vocación política
Como no le daban en la tecla, viajó a los Estados Unidos en busca de un diagnóstico certero. A su regreso a la Argentina quería ponerse manos a la obra en el armado de una precandidatura a presidente de la Nación para las elecciones de este año. Corría el mes de abril de 2021. Pero la respuesta médica no fue buena.
En las antípodas de Javier Milei –tanto por su vocación de diálogo y de consenso, como por su paso por distintos cargos públicos antes de aspirar a la máxima magistratura del país–, se venía fogueando como diputado, ministro un par de veces y finalmente senador. Ya mucho antes, sus compañeros en la universidad lo habían elegido como el más apto del grupo para llegar a ser primer mandatario.
Anteayer, en el Centro Cultural Recoleta, en diálogo con Jonatan Viale, presentó una recopilación de sus vivencias, curadas por su amigo y compañero de ambiciosas iniciativas, Gabriel Sánchez Zinny. Imparable dejó picando para más adelante otro libro sobre el “Acuerdo para la concordia”, que motoriza desde hace un tiempo.
Esteban Bullrich, inmovilizado por fuera por la ELA, es un volcán en erupción constante por dentro. De su silla colgaba un cartelito que decía: “No al cierre del Conicet”.

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