Un equipo de investigadores del Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación (Lab3Bio) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) le salvó la vida a un niño de 7 meses en 2019, al construir un exoesqueleto, cuyo único antecedente había sido en 2013 en Estados Unidos. Fue así como integrantes de la salud y educación pública, permitieron que Valentino, hoy con cuatro años, pueda conocer a quienes le salvaron la vida. Esta es su historia.
La historia de Valentino: fabricar una pieza inédita
A los cinco meses de vida, los padres de Valentino notaron algo extraño en el pecho de su hijo. Tras estudios y consultas a médicos, recibieron la peor noticia: “estenosis traqueal congénita y una broncomalacia en su bronquio izquierdo, dos afecciones graves, poco frecuentes y con riesgo de muerte”. Pero había una solución: la fabricación de un exoesqueleto que, investigadores de la UNSAM, hicieron realidad.
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El médico que realizó la operación fue Gastón Bellía Munzón, cirujano infantil en el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas Norberto Quirno (CEMIC), investigador en ciencias médicas y jefe del Departamento de Cirugía del Hospital General de Niños “Pedro de Elizalde”. También fue suya la idea de utilizar la aplicación de un exoesqueleto biodegradable, cuyo uso tenía un solo antecedente en 2013, en Estados Unidos.
Luego de que la idea este sobre la mesa, la tarea fue encontrar la forma de construir el exoesqueleto. Fue en ese momento, cuando entró al juego Élida Hermida, física y directora del Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación (Lab3Bio) de la UNSAM. Ella, junto a un equipo de investigadores, después de semanas de trabajar a contrarreloj y de realizar 50 exoesqueletos completos, lograron obtener la pieza exacta.
En conjunto con Beatriz Araoz, integrante del laboratorio y especialista en andamios 3D de la UNSAM, además de fabricar la pieza, también redujeron increíblemente los costos: utilizaron una impresora de 700 USD, cuando en Estados Unidos el equipamiento utilizado había costado 300 mil dólares. Cabe destacar que también intervinieron la Planta de Irradación Semi Industrial del Centro Atómico Ezeiza de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Tras meses de arduo trabajo, el 21 de agosto de 2019, Valentino fue operado con un éxito rotundo. Hoy, cuatro años después, corrió, jugó y alegró, los pasillos, patios y edificios donde se gestó la pieza que lo mantuvo con vida.
Cuatro años después del final feliz
Luego de una operación exitosa, 20 días de reposo y un postoperatorio acompañado por sus padres, Valentino creció sano y fuerte. Más allá de eso, también hizo historia en la medicina argentina: fue el primer paciente argentino y el segundo en todo el mundo en atravesar esta intervención.
Lucila, mamá y fiel acompañante de Valentino, así lo relató: “Es un chico lleno de vida, re vital, super alegre, no para, juega por todos lados. Una nunca puede dejar de agradecer eso. Hay que vivirlo para aprender que en el mundo hay gente magnífica, con un corazón tremendo que deja todo por una persona que no conoce”.
Cuatro años después, en la visita a la UNSAM junto a sus padres y cirujano, Valentino conoció a todo el equipo de Lab3Bio. Además de emocionarse, la integrante Beatriz Araoz reinvindicó a la salud pública: “Nosotros nos debemos a la sociedad, todos los que trabajamos y fuimos formados en la universidad pública. No hay nada que te retribuya más en el alma que saber que todo lo que se invirtió en tu educación y formación puede volver en algo que ayuda a una vida a continuar respirando. Es tocar el cielo con las manos. Tener esta oportunidad es hermoso”.
La historia de Valentino contada por los protagonistas.
Gentileza de la UNSAM
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