
Dicen los historiadores que la táctica económica en las últimas décadas del Siglo XIX se sustentaba principalmente en el financiamiento externo, por lo tanto los hechos ocurridos en el exterior influían en la actividad económica interna del país. Esto generó crisis y hasta revoluciones, como la sucedida en 1890 -antes hubo otras-. Nicolás Gibelli indica que ya a principios de 1889 se "desvaneció el optimismo de los inversores europeos y locales (…) La perspectiva de una cosecha pobre preocupa a los especuladores de la Bolsa y el oro comienza a subir rápidamente". Gobernaba el país en ese entonces Miguel Juárez Celman, sucesor de Roca. Se acude a los banqueros de Londres y Berlín pero las condiciones para facilitar dinero son leoninas. Terminado el año 1889 los pagos por desembolsos e intereses sobrepasan el monto de los fondos provenientes del exterior. La Argentina se ubica al borde de la bancarrota. Así se inició algo conocido por los argentinos: las corridas y los bancos cierran sus puertas, además de cesantía de empleados públicos y alza incontrolable de precios de productos de primera necesidad. Se paraliza prácticamente el desarrollo económico. Siguiendo al historiador nombrado, este expresa: "el gobierno acude al recurso desesperado de poner en venta en Europa 24.000 leguas de tierras fiscales de la Patagonia", lo que provoca grandes protestas. El presidente desesperado intenta calmar las aguas y toma algunas medidas, sin mayores resultados. En abril de 1890 renuncia todo el gabinete, medida propiciada por el Ministro de Relaciones Exteriores Estanislao Zeballos. En un escrito del Dr. Alejandro Torresi se dice: "El presidente Juárez Celman con el objeto de garantizar la cantidad de oro suficiente para hacer frente a los compromisos externos, permitió que cada banco pueda emitir billetes con la condición de depositar el equivalente en oro en el Tesoro Nacional. De esta manera el Estado les entregaría a las instituciones financieras que adhirieran bonos públicos con los que estos respaldarían sus billetes. La mayoría de las crisis tienen un factor especulativo que las genera o impulsa". Esta crisis tuvo su faceta política importantísima, lo que se conoce -ya dijimos- como la Revolución de 1890, que provocó la renuncia del presidente. Dicho estallido fue liderado por jóvenes que luego darían que hablar: Leandro Alem, Hipólito Yrigoyen, Lisandro de la Torre, entre otros. Surgiría una agrupación llamada Unión Cívica, luego Unión Cívica Radical. A la renuncia de Juárez Celman, le sucedió Carlos Pellegrini.
(Bibliografía: Gibelli Nicolás, Crónica Histórica Argentina, Bs. As. Codex, 1968, Tomo 5. Torresi, Alejandro, La Crisis de 1890. Santa Fe, 2020. Molina Cabrera Orlando, Lecciones de Economía Política, Bs. As, De Palma 1984.).
Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia